Dave McGillivray es un organizador de eventos deportivos, atleta, filántropo, escritor, y conferencista estadounidense, muy conocido en su país. Su faceta más conocida es la de ser el Director de la famosa Maratón de Boston. Durante su vida, McGillivray corrió 130 maratones, varios triatlones e Ironmans. Aún hoy, a sus 59 años, corre 5 kilómetros al día.
Medio año atrás, McGillivray fue diagnosticado con una enfermedad coronaria, y esto lo conmocionó, porque toda su vida creyó que si mantenía una actividad física suficiente, podía comer lo que quisiera sin preocuparse por su corazón. “Pensé que si el horno estaba lo suficientemente caliente, quemaría todo,” dijo McGillivray en un artículo de The Wall Street Journal.
El ser una persona famosa, y además con un historial de dedicación al deporte durante toda su vida, permitió a médicos e investigadores llamar la atención sobre un error habitual de muchos maratonistas y deportistas que queman muchas calorías todos los días en sus entrenamientos: que su salud cardíaca es robusta independientemente de la dieta.
El gran consumo calórico de estos atletas tiende a reducir el peso corporal, la presión arterial, la frecuencia cardíaca y los niveles de colesterol; lo que hace que muchas veces estos atletas -e incluso sus médicos- consideren que su salud cardiovascular es poco menos que inmune.
Un estudio reciente publicado en la revista Missouri Medicine [archivo PDF], encontró que 50 hombres que habían corrido al menos un maratón anual durante 25 años tenían niveles más altos de placas en las arterias coronarias que un grupo de control de hombres sedentarios. Otro estudio comparó las arterias carótidas de 42 corredores del Maratón de Boston con las de sus esposas, esperando encontrar un perfil más sano en los corredores. Sin embargo, los resultados del estudio demostraron lo contrario.
En base a estos y muchos otros estudios, un grupo de investigadores sugiere que estos problemas cardíacos no surgen a pesar de la práctica del ejercicio, sino a causa de ella. Consideran que más allá de cierto punto, el ejercicio deja de prevenir enfermedades del corazón y comienza a provocarlas. Lo que aún no se sabe, es dónde está ese punto.
“Los estudios muestran un posible aumento de enfermedades arteriales coronarias, fibrosis miocárdica y muerte súbita cardíaca en los corredores de maratón,” señala el Dr. Peter McCullough, cardiólogo de la Universidad de Baylor.
Sin embargo, otros cardiólogos se muestran escépticos ante estas conclusiones: “Que la ciencia haya establecido una relación de causalidad entre el ejercicio intenso y las enfermedades coronarias es una conclusión débil, en el mejor de los casos,” dice Aaron Baggish, cardiólogo del Hospital General de Massachusetts y corredor de maratones y triatlones. Sin embargo, agrega: “nunca he dicho a un paciente que necesita correr maratones o triatlones para mejorar su estado de salud, ya que no es exacto.”
Un resultado positivo de toda esta exposición mediática es que muchos corredores optaron por realizarse escaneos de sus arterias coronarias, sin importar su condición física previa o su edad. Esto permitió descartar sospechas y detectar problemas a tiempo, en particular para evitar las temibles muertes súbitas, tan tristemente habituales en los últimos tiempos.
Las recomendaciones médicas para los corredores que presentan enfermedades coronarias varían de profesional a profesional. James O’Keefe , cardiólogo de Kansas City y ex triatleta cree que el ejercicio de resistencia sostenida puede dañar el corazón ; y recomienda correr no más de 20 kilómetros a la semana a un ritmo moderado.
Los mencionados doctores Thompson y Baggish, en tanto, consideran que los atletas con diagnósticos de enfermedad cardíaca pueden continuar realizando maratones y triatlones de forma segura si se tratan sus condiciones. Ambos sostienen que el riesgo debe ser sopesado frente a la calidad de vida.
En lo que sí concuerdan todos los cardiólogos e investigadores, es en refutar la vieja idea de que los entrenamientos de alto consumo calórico son un pase libre para comer cualquier cosa.
Quienes corren muchos kilómetros al día por lo general tienden a considerar que el ejercicio realizado les permite comer cosas como helados, galletas y grasas. Reemplazar esto por alimentos puramente nutritivos puede ser un reto, pero al mismo resultar tiempo muy beneficioso. Dave McGillivray, por ejemplo, bajó de peso y agregó diez kilómetros a su total semanal desde que cambió su dieta, siempre bajo estricto control médico.
Si corres muchos kilómetros a la semana, haz que tu médico sea tu amigo, y revisa tu alimentación para quitar esos excesos que crees -erróneamente- que están permitidos por el gran gasto calórico que haces.